Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado


Las justificadas movilizaciones con motivo del Día Internacional de la Mujer (8M) cayeron en el peor de los espacios: el de la búsqueda rentabilidad electoral de los actores en la contienda.

Puebla habría vivido la expresión más grande y notable de la histórica lucha para poner freno al machismo, la violencia de género y el patriarcado, pero fue nublada por la violencia y la irascibilidad.

Para el ayuntamiento de Puebla, el escenario en el que se dio la reyerta fue invadido por un grupo de hombres provocadores que portaban sopletes con el propósito de enardecer aún más las manifestaciones. Los multi mencionados infiltrados.

Esa es la razón que explica el uso de polvo extintor para evitar una potencial conflagración en momentos en que cientos de mujeres habían participado de manera legítima en las columnas que alimentaron la marcha del 8M.

Novatada o no, el presidente municipal Adán Domínguez fue blanco de las críticas por lo que fue considerado uso excesivo de la fuerza pública -hubo quien pidió las renuncias del edil y de la secretaria de Seguridad, Consuelo Cruz Galindo-, como si la mañana del viernes se hubiera levantado de la cama decidido a violentar el escenario en el peor de los momentos posibles por la coyuntura electoral.

Las escenas alimentaron la narrativa desde los cuadros de Morena para condenar la violencia atestiguada por miles, desde las calles o a través de las redes sociales, el viernes de la semana pasada.

Un dato que no se puede obviar es el silencio convenenciero de la candidata presidencial de la coalición Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez que en cambio sí fustigó a las autoridades de Fresnillo, Zacatecas en donde gobierna Morena por escenas análogas a las que de vieron en Puebla.

En Zacatecas con los gobiernos de Morena si violentan mujeres en el contexto del 8M, pero en Puebla con el PAN en el poder público municipal no, parece ser el mensaje en el más condenable de las actuaciones públicas de una mujer que pretende sacar ventaja política de una causa legítima.

Pronto se cumplirán las 72 horas desde que se vieron las escenas de polarización y violencia en las que un grupo de reporteras sacaron la peor parte y no se sabe si las uniformadas enviadas a contener la embestida de las expresiones radicales del 8M actuaron con apego a protocolos establecidos para la ocasión.

El viernes en medio de la confusión, el arrebato y los empujones se pudo detener a uno de los sujetos que presuntamente actuó en el grupo de choque infiltrado en las manifestaciones callejeras.

La Fiscalía General del Estado tiene en su cancha la posibilidad de esclarecer la verdad en medio del fuego cruzado de acusaciones por la violencia en las calles de Puebla.

Mas vale que las indagatorias avancen con la celeridad del caso pues el inicio de las campañas locales de gobernador, alcaldes -entre ellos el de Puebla- y legisladores, están por comenzar. La batalla no tendrá cuartel.

Los silencios y la falta de información, se sabe, es utilizada sin dilación alguna por las fuerzas políticas que pugnan por atraer los reflectores y simpatías.

La información puntual, precisa y verificable que provenga de un trabajo de investigación profesional permitirá frenar la ambición política desatada por los sucesos del viernes del 8M.

Al mismo tiempo podrá respirar con cierto alivio al edil de la capital si es que se consigue despojar del estigma de represor impuesto desde la oposición.

La batalla por imponer la agenda en tiempos electorales ya comenzó, quien no lo haya visto desde ese ángulo podrá llamarse ingenuo porque en política no hay sorpresas, pero si sorprendidos.

@FerMaldonadoMX

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