De vo-ceros, buscachambas e infames en campaña

Historias de un joven reportero por Gerardo Ruiz

La integración de los equipos de campaña de los que serán los abanderados de Morena y del PAN, Alejandro Armenta y Eduardo Rivera, así como sus duplas en la capital, Pepe Chedraui y Mario Riestra, se robó los reflectores de esta semana.

“¿Cuántos impresentables caben en una campaña?”, fue una brutal pregunta que el periodista Mario Alberto Mejía hizo de forma reciente en alguna de sus entregas de la Quintacolumna.

Todas y todos los actores políticos tienen el derecho natural de sumarse a algún candidato, pero hay adhesiones que no deberían de ser presumidas en público y mucho menos presentarse con bombo y platillo.

Javier Lozano, quien fue esta semana presentado por Riestra Piña como su nuevo vocero de campaña, encarna todos los defectos que un político puede tener: corrupción, soberbia, influyentismo, patanería y estulticia.

Lozano Alarcón es un plomero experto de las cañerías de los hombres y mujeres de poder.

Nadar en las aguas residuales y las heces fecales es su estado natural.

Como buen plomero, Javier Lozano es útil (¿qué plomero no es útil?) en tiempos electorales. 

Es morenovallista es nefasto y vulgar, pero también es estridente e incendiario, dos cualidades bien cotizadas en campañas.

Lo mismo sucede con José Juan Espinosa, a quien en este mismo espacio, se le dedicó una columna completa para recordarle su infame pasado por casi todos los partidos políticos de los que ha salido por la puerta trasera por ser un hombre incongruente y con una ambición inagotable de poder.

Ni qué decir de Inés Saturnino, el misógino virtual candidato del PSI a la alcaldía de Tecamachalco. El video sacando billetes de baja denominación y monedas para aventárselas en el escritorio a Ruth Zárate, exregidora del Cabildo tecamachalquense y hoy diputada local, dibuja de cuerpo completo a este cavernícola que bien podría ser un personaje de la picaresca poblana.

Si bien Lozano, Inés Saturnino y José Juan, podrían ser útiles en una elección en sus diferentes encargos, la realidad los pinta como tres lastres que la alianza PAN-PRI-PRD-PSI deberán cargar en la espalda durante los comicios del 2 junio.

En el lado de la alianza Morena-PT-PVEM-PANAL-FXM la historia no es diferente.

La efímera incorporación, que apenas duró 24 horas, de Paola Migoya como vocera de la campaña de Alejandro Armenta fue un movimiento mal calculado por el metódico y muy disciplinado abanderado del Movimiento Regeneración Nacional.

En un error, esos que molestan mucho a Armenta y que poco comente, el candidato a gobernador de la 4T olvidó que Migoya Velázquez es una de las más vulgares y violentas opositoras de Andrés Manuel López Obrador.

Su lenguaje soez, sus burlas constantes a la imagen y salud del presidente, así como sus críticas subidas de tono, las cuales llegaron hasta a la mañanera de Palacio Nacional, fueron los motivos por los que Paola Migoya tuvo que salir por peteneras y renunciar al cargo en el que no cumplió ni un día.

Javier Lozano al PAN, es lo que Migoya a Morena.

Pero el caso de la candidata fallida a alcaldesa de Puebla no es el único en la esquina de la alianza Sigamos Haciendo Historia, pues ahí está Fernando Manzanilla incrustado en el equipo de asesores de Armenta Mier.

Sin ningún pudor y sin ninguna prueba, Manzanilla Prieto, en un par de entrevistas recientes, hizo lo que mejor sabe hacer: mentir de manera descarada y hacer pública información que era privada.

Sus declaraciones en contra de Miguel Barbosa y de Eduardo Rivera, no solo son ridículas, sino, un despropósito hacia la 4T a la cual él llegó como un advenedizo más.

Quienes conocimos y convivimos con el exgobernador sabemos a la perfección sus opiniones hacia el hoy abanderado del PAN y que en ningún momento fue su “Plan B”.

¿Alejandro Armenta puede confiar en Manzanilla sabiendo que en cualquier ataque de soberbia o disparate puede revelar secretos o información privada?

No es rato que en estos tiempos electorales aparezcan los buscachambas, vo-ceros y políticos infames.

¿Cuántos impresentables caben en una campaña?, es la pregunta que todos los candidatos deberían hacerse.

@GerardoRuizInc

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